miércoles, 10 de agosto de 2016

No estaban íngrimos y solos. Parte III

MONOLOGO  DE  JOSE ANTONIO ANZOATEGUI

            ANZOATEGUI  contándose a sí mismo    en el  Más Allá

Salí de este Mundo  con este mi uniforme  de General de División    
Un hecho  que me  ocurrió   en plena fiesta   de doble celebración,
la de   la Batalla de BOYACA,   y la de  mi cumpleaños  el treinta.
¡Morí, Sí, en 1819!   Y no por un disparo,  no por un lanzaso, No!
No, no hubo  la valentía  de un hombre  enfrentándome en batalla!.
¡Cobardemente ordenó mi asesinato    ¡Sí!   Por su insana envidia!

Nací   en la Barcelona de Venezuela  un 14 de noviembre de 1789.
¡Sí!    El  mismo año   de la Revolución Francesa.      
Y       en  1783  nació   mi  General Bolívar,   un 24 de julio.
Ya tenía él   seis años,   cuando me tocó a mí   venir a este mundo.
¡BOLIVAR  siempre adelante,  Sí! 
Y   la admiración,   que desde siempre  sentí hacia  El Libertador,
nace   de mi convicción   de que es     el único hombre   que logra
dar libertad  a nuestra Patria,       y  la aspiración esencial  de toda
mi vida  fue  ayudarlo  a liberar a Venezuela  colaborando  con mi
esfuerzo  y  mi experiencia   a  lograr   liberar  a  SURAMERICA
de las absurdas y crueles cadenas  con que el Imperio.nos oprimía. 
¡En  BOYACA junto a   BOLIVAR  vimos  hecha  realidad   una   
primera  parte  de  su  Sueño,  y  que, también,  hicimos   nuestro!
¡Quiero  ahorita,  recordarme  y  contarme   los hechos históricos!
Empezaré   por   la  Segunda  República...1813 y 1814.. Y Bóves.  
Tengo  atesorado  en mi memoria, un hecho,  el  de  Mosquiteros.
Campo Elías   recibe   de mi   General  Bolívar   la orden  de  con
el  Batallón   Barlovento  trasladarse  a  Villa  de  Cura





Fue cumplida  con toda prontitud  la misión,  y  para los primeros dias
de octubre   de aquel año  de 1813,  ya  tenía  a su mando  mil infantes
y mil quinientos jinetes,   con los que   salimos     en busca    de Boves. 
Llegamos al Valle del Guárico,  y  en el lugar   llamado   Mosquiteros, 
cercano  a Calabozo,  encontramos  a Bóves,  con  quinientos hombres
de Infantería,   y  dos mil   de Caballería .
  
                        ANZOATEGUI hace una pequeña pausa
A ver!  Bóves no rehuyó el encuentro, antes bien,   con  el ímpetu  que
distingue sus cargas  disparó el grueso de su Caballería  sobre  nuestra
ala izquierda.   Confió  Bóves   en esta maniobra      sobre  los  flancos,
cosa que,   en un futuro,  le dará resultados decisivos... Esta  vez,  solo 
consiguió   un   instantáneo   retroceso.
Yo observé  como Campo Elías,  contuvo su centro  y   su ala derecha,  
dio tiempo  que los jinetes de Bóves  queden separados de sus  fuerzas.  
Y   en el momento   preciso,   nos ordenó  a Ustariz  y a mí,  una carga
arrolladora   con toda la Infantería.           Y  él mismo Campo Elías  se
precipitó  a la cabeza del resto de sus tropas   en un choque  irresistible.
Logró Bóves escapar junto a Morales  apenas  con  unos treinta jinetes.
           
            ANZOATEGUI con entusiasmo, proseguirá

¡Sí!  Veo en este instante   y   con   todo  detalle,  los   Valles del Tuy.
¡Allí fue   donde   me incorporé   a las filas  del   Ejército  Libertador!.
¡Sí! Allí   realmente  comenzó     mi carrera   de  Soldado...
¡Sí! Con mis galones de Capitán cumplí    el  14 de octubre  de aquel
año de 1813,  la para mí   muy memorable,  jornada  de Mosquiteros.
¡Nada menos   que venciendo a Bóves!. 
Consideraré,  Mosquiteros   como   mi primer   gran combate.      ¡Sí!





¡Allí    comencé    los   seis años    más    importantes         de mi vida,  
y    fueron   seis    años   los   que   integrarán   mi vida    militar,  ¡Sí!.
Eso fue batirse,  ¡casi  a diario, Sí!  ¡Y cada vez con mayor brío,  con
mayor capacidad,  con  mayor valor, Sí!       La trayectoria de mi vida 
que  culminó, pues,  en Pamplona,  como     General de División.

                        Pausa meditativa de ANZOATEGUI
Y es  que  de   Capitán  a  General   de   División  hay  seis   grados, y
yo, los alcancé  uno a uno,  con algo de heroísmo  y  también, con algo
de inteligencia,  pero   fue debido al... ¡y lo puedo jurar!   fervor patrio  
que  de  siempre  fue  animando  ¡mi espíritu   de guerrero indetenible!

                        Subiendo el tono de voz
Con el ímpetu  de mis cargas  crucé  esas llanuras   ¡seiscientas veces!
Yo,  José Antonio Anzoátegui, Yo... me consideraba un ciudadano útil  
a mi patria amenazada, y yo   estaba dispuesto    a todos los sacrificios!
¡Vivía por entero  el cumplimiento  de la elevada   misión de libertarla!
¡Sí!   ¡Este accionar era   lo único placentero para mí!  Y todo lo demás
alcanzar  fama,   escuchar  aplausos,  todo eso, me importó muy  poco!
           
            Reflexionando...ANZOATEGUI
Mi más gran dolor   era ver  a mis compatriotas sumidos  en  espantosa
miseria...Eso  me impulsaba  a  alcanzar  mayor  capacidad  en  la  guía
 de mi    Infantería,  en  poseer todos  los  secretos del  arte de la guerra.
¡En los momentos  de mayor peligro...mi ley  era   impulsar  la valentía!

Ahora    quiero   es   contarme,  a  mí mismo,  varios hechos  históricos.
Me ordeno    recordar   la  Batalla  de San Carlos,  1º  de abril   de 1818.  
Llega   Bolivar  con su   Estado Mayor  a   Calabozo.





Páez decide   marchar   con su ejército  en dirección  a  El Pao
En ese Ejército   voy yo   al frente de la  Brigada de Infantería.
El dos de mayo   del  18   comienza   la batalla  de San Carlos.
Fue   la última batalla    en la que tomé parte... ¡en Venezuela!

Páez,   era  el  General  más  conspicuo... después  de  El  Libertador.
La Torre,   lo  era   entre   los hispanos... después  de  Pablo  Morillo. 
¡De ahí  la importancia  de la batalla  que allí  se libró!. Páez  ordena
colocar  la  Infantería,  en  dos filas,   en  formación de batalla. 
A la derecha,   su Guardia de Honor,  comandada por  Muñoz.
A la Izquierda,   los húsares de Iribarren.. El resto    de la  Caballería  
a  las  órdenes    de   Juan José Rondón     y  de       Leonardo Infante.
El plan de Páez   consistió  en que   la Infantería,  sin disparar  un tiro,    
esperara  que  el enemigo  estuviera  muy  cerca;  él rompería el fuego, 
cargando  con su Caballería  contra  la  Caballería realista, de seguidas
y   sin  perder  la formación,  y ejecutando   un movimiento   de flanco,   
buscará la izquierda  del  adversario a tiro  de  fusil,  impidiendo  que
éste arrollara  la Infantería  o tratara  de  refugiarse  en  el  bosque  o
en  el pueblo. 

            ANZOATEGUI  rememora  los detalles
Este proyecto de Páez  fue aprobado por todos,  pero   yo opiné que el
General  Páez    no cargara  con  su  Caballería   contra   la  Caballería  
enemiga,   porque  consideré  que  su  presencia  allí   era mucho  más
necesaria   para  efectuar   el movimiento  planeado.
Mi  previsión   fue  aprobada  por  todos.
Y  ¡Sí!                                 ¡Puedo  contarme todo  el hecho histórico!
Viene  a mi mente   toda  la riqueza   de aquellos imborrables detalles.
Los españoles  en   correcta  formación   avanzaron,  muy   lentamente
Páez   esperó   a que los contrarios   estuvieran   a tiro de pistola.




La orden  a las tropas de Infantería  fue esperar   rodilla en tierra 
con  correcta puntería,  antes  de disparar.                   Así  como, 
la orden   a  la  Caballería  de los flancos,  ¡fue  avanzar después 
de la   primera   descarga    de  nuestra   Infantería!.

Estas admirables   disposiciones  le hicieron  decir a  La Torre:
"Los rebeldes   nos esperaron    con una serenidad    que jamás
se ha visto,   hasta  cuarenta pasos    antes   de hacernos fuego" 
  
Pero... el General Páez   olvidó   mi precisa recomendación.
Y cargó   con la Caballería       a la cabeza   de su Guardia!
 Y    el General Páez,   en el ardor   de la persecución  llegó
hasta  ¡la retaguardia  del enemigo!  
en las operaciones  secundarias...   se  entretuvo demasiado              
 ¡Descuidando   al  resto    de   sus  tropas!.
La resistencia   de   mi Infantería   fue notable   al soportar 
todo  el  empuje    del grueso          de las fuerzas hispanas...
siendo   mis efectivos   reducidos  al máximo.
El General Páez      nos  había  dejado   solos...  
Solos        en  la    primera   línea   de  batalla.
Desde  la  retaguardia  del   enemigo,  Páez  pudo ver  la
destrucción  de  su Ejército,  siendo él  el único culpable!
Los soldados de  La Torre,  igual   que los míos,  hicieron prodigios  
de   valor   bajo  el nutrido fuego.   La Torre   con un pie destrozado  
fue conducido por  dos hombres  hasta que  perdió  el conocimiento.

El General Páez    dándose  cuenta   de su falta,  volvió   impetuoso  
y   amenazante     con sus   Escuadrones   de Caballería,                     
                                   ¿acaso   a ponerle   remedio  a esta  situación?.




Su  extemporáneo  esfuerzo  no tuvo  otro resultado que mi salvación,  
      ¡y    la   de    tan    sólo    cien   hombres   de   nuestra    Infantería!. 
Mi   Brigada de Infantería    al inicio    sumaba   seiscientos  hombres    
compuesta    por             el  Batallón  Apure  y   el   Batallón   Sagrado.
¡Quedando   tan   solo    cien   infantes    al   final   de   la   Batalla!
La Torre entra al pueblo en una hamaca,    con     su ejército triunfante,
puesto que  se llevaban  casi todos   nuestros fusiles, y   mil quinientas 
bestias,   doce cargas   de municiones   y   cuatro banderas.  
Esta acción   de Páez   fue  tan nefasta  para nosotros  los republicanos 
como   la   de    El  Semen.
Aunque Páez   culpó   de los resultados  a nuestra Infantería.  Y arrestó
y  trató  de  enjuiciar  a  varios  Oficiales    de mi  Brigada,      llegando   
hasta el  extremo  de  manifestar  a  El Libertador  que   con   excepción 
de Anzoátegui,              ¡todos   todos   los    Oficiales   de  la  Infantería    
merecerían   ser  fusilados!
¡Olvidó  el General Páez   lo prometido!    ¡Y cargó  con  su   Guardia!
Y   todos    sufrimos   las consecuencias     de este   olvido...
"No hay  hombre  cuerdo  a caballo"  fue  a única  justificación  que Páez
dio  a su error.                 Y esta   simple frase   no basta   para disculparlo.   
Si él   hubiese cumplido su promesa...Y es más,  si hubiese  actuado  como 
un  General    que  dirige una batalla,  y  no  cual           Jefe  de Escuadrón,   
la suerte     de  La Torre  hubiera  sido    pero  que    muy diferente.              
Y    para nosotros            ¡esa    Batalla   hubiera   sido   victoriosa!.

            ANZOATEGUI  aquí el tono será un tanto especial
A ver si,   retrocediendo   en mis recuerdos            Yo,  de Mayor,  ya en  1815,
y   con   mi General Bolívar,  seguimos  a   Cartagena,  cuya   plaza   rodeamos.
Pero,   Castillo  con su intriga   y   en unión  de  Mariano Montilla,   decide,  en  conducta   incalificable,    desobedecer    las órdenes    de   mi General Bolívar,   desconociendo su autoridad.                  




 Decepcionado  en lo más hondo   por  la hostil  ingratitud  de  aquellos  hombres 
que  siguen  el ejemplo   de Castillo...         
¡Mi General Bolívar     se  decide   por   renunciar  al mando!.
Y es  cuando decide  viajar a Jamaica...  Y   yo,  claro,  opto   por acompañarlo.
Llegamos  a   Jamaica,  en  compañía    de   tan solo   Briceño Mendez,   ya  que,     
otros   de  nuestros compañeros    no pudieron   embarcarse,   
por      la carencia   absoluta   de   recursos. 

Desde allí  es que escribe  su  visionaria   Carta  del  seis  de setiembre  de 1815. 
En   la que   nos   dice:   El velo   se ha rasgado   y   hemos visto   la luz  
Y  se  nos  quiere   volver   a  las   tinieblas;  se  han roto  las cadenas,  ya hemos  
sido   Libres,  y     nuestros  enemigos    pretenden     de nuevo     esclavizarnos. 
Porque  los sucesos  hayan  sido   parciales  y  alternados, 
no debemos  desconfiar    de la fortuna.    
¿No   está   el  Nuevo  Mundo   entero   conmovido  y  armado  para  su  defensa?
Esa   su    Carta   de Jamaica,  contiene  tesoros  inolvidables    para  mi memoria... 

            ANZOATEGUI   continúa contándose:
¡Sí!     Es en un amanecer,  estando los dos   en una de aquellas   blancas playas,
que lo oigo exclamar:        ¡No estoy  pensando sólo en libertar a Venezuela, no! 
¡Después de liberarla,       liberaré   a la  Nueva Granada    y llegaremos a Quito!
                      ¡Con las naciones  de igual bandera   formaremos una sola Nación!
                                         ¡Luego,   liberaremos  al Perú,  y al Altiplano Andino!
      ¡Y es que   también,   ayudaré  a liberar  a las provincias de   Río de la Plata!
           
            ANZOATEGUI con voz plena de orgullo bolivariano
Sorprendido    y lleno de orgullo   quedé yo,  al oírle pronunciar   aquellas ideas,
en aquella   soledad  de Jamaica,  al hombre  que  acababa   de sufrir  la pérdida,
no de una,   sino   de dos Repúblicas.





¡Y se afincó aún más profundamente   mi convicción de que mi General Bolivar
era   el único   que lograría   traer  la Independencia   para toda nuestra América!.
¡Sí!  Y   no habrá   quien se maraville   más que yo,    de su   entereza  de ánimo,
de aquella   inflexibilidad  de carácter,   que supo  reaccionar  virilmente   frente
a las adversidades.                          ¡Que  no desistió   jamás    de sus propósitos!
Ni ante    la incomprensión,   ni ante   la ingratitud   manifiesta,   ni aún  cuando,
las fuerzas adversas  que a estos   se oponían,  fueran  de todo punto  superiores
a las fuerzas    que    él   disponía   para   combatirlas.

            ANZOATEGUI  en tono confidencial
Y es cuando decide que debemos irnos a Haití,  a reunirnos  con muchos otros
de nuestros compatriotas. Y se sienta a escribir.   Le escribe una primera  carta
a  Alejandro Petión,  Presidente de Haití.,  de la que  recuerdo,   ya que   me la
había dado a leer,    este  fragmento    que mucho  había   llamado  mi atención.
"Tengo la esperanza, señor Presidente, de que nuestra afinidad de sentimientos
en defensa de los derechos de nuestra patria común,  me granjeará por parte de
V.E. los efectos de su inagotable benevolencia  hacia todos aquellos que nunca 
recurrieron a ella en vano ".

¡Sí!  Así le había escrito Bolivar a Petión.    ¡Nuestra afinidad de sentimientos!  
¿Y por qué tendría él  esa percepción,  esa seguridad, esa esperanza de que sus 
sentimientos fueran afines a la defensa de la Patria?    ¡Y es que así mismo fue!
Estábale reservada la gloria de contribuir     a la emancipación de gran parte de
nuestra América,  sin duda, a este hombre  Alejandro Petión, quien al escuchar
de Simón Bolivar su deseo  de una Expedición a Venezuela, inmediatamente y
con gran generosidad   le dió   todo el apoyo  en armas,   en hombres,     y toda
la logística  para llevar  a feliz término,       ¡y no una,   sino dos  Expediciones!
Petion   fue el alma de las Expediciones.  No sólo por la valiosa ayuda material






Sino que   cuando   Montilla quiso batirse con Bolivar...     Mariño con Brión...
Piar con Rafael Lugo...  Ducoudrey  Holstein con Soublette...  Fue  la autoridad
de Petión,   su ascendente moral   sobre los compatriotas  en destierro,    lo que   
influyó   en sus ánimos    para  disipar las disidencias     y hacerlos volver   a la    realidad  republicana.
¡Sí!   Recuerdo  la claridad de inteligencia   de este   ilustre haitiano,  quien  les
advertía   de cómo  debían   reservar  aquel coraje   para   emplearlo  contra  los españoles  humilladores   de su Patria   y enemigos   de la libertad. 
En Puerto Principe   se despide   de  Petión   Simón Bolívar    agradeciéndole  
todas   sus bondades     y   prometiéndole    un monumento   a su generosidad .
Alejandro Petión   abrazándolo   le dice:  Mi único deseo   es  el de ver  libres
a los  pueblos  que   gimen    bajo    el yugo  de la esclavitud..     
¡Sólo le pido    que libertéis   a mis hermanos!

                        ANZOATEGUI con fuerza  va explicando
Este es el deseo   más ferviente      que anida en el corazón generoso de Petión   
¡Saber a sus hermanos libres del peso de la esclavitud!  ¡Sí!   Por haber sufrido
la transportación desde su patria milenaria en África, a ese nivel de esclavitud,     
hasta  esta isla del Caribe,  trasportación  inhumana   en todo sentido y sufrida
por   tres siglos   por   todos los negros  y   heredada   por los mulatos de Haití,    
por la huella  que deja ese terrible desgarramiento  en  el  ser  interno del 
que fue  esclavizado,  y desde   el primer momento    de su Independencia,
es que todos ellos    decretaron  que   todo ser  sea libre,  al   no más  pisar
territorio haitiano,   ¡nunca jamás será esclavo!

            Con mayor fuerza  ANZOATEGUI
Esto lo internalizó BOLIVAR al convivir  más de seis meses con los haitianos
en estas tierras  mientras  se preparaba  la Expedición de Los Cayos  para volver
a Venezuela,  a libertarla del  Imperio español..





Para todos  los descendientes   de  aquellos  esclavos,  los  ahora   Haitianos,
¡ya nadie más   podía ser esclavizado,  nadie más!.
¡Sí!     ¿Luchar   hasta dar la vida   para ser libres,  nosotros,  del poder español
 y no   liberar al mismo tiempo  a toda esta gente nuestra  que sufre de la mayor
de las injusticias que pueda haber?  
¡Sí!  ¡Tener esclavos   es justamente  lo contrario de lo que nosotros  queremos! 
¡Queremos ser libres en este territorio y  que todos  en este Continente  lo sean!
¡Y Sí!   Simón Bolívar, el 2 de julio de 1816,  apenas llegamos a Tierra Firme,
y en Carúpano,   por Decreto  proclama     ¡la libertad absoluta de los esclavos!  
"Considerando que la Justicia,  la Política  y la Patria reclaman imperiosamente
los derechos imprescindibles  de la naturaleza,  he venido  en decretar,  como
decreto,  la libertad absoluta de los esclavos  que han gemido  bajo el yugo
español   en los  tres siglos  pasados".

¡Sí!  Y en Ocumare en su Proclama del 6 de julio de aquel mismo año de 1816
"Esta porción   desgraciada   de nuestros hermanos   que han gemido    bajo las
miserias  de la esclavitud   ya es libre. La naturaleza,  la justicia y la política
piden  la   emancipación de los esclavos:  de aquí en adelante     sólo habrá
en Venezuela   una clase de hombres,   todos serán  ciudadanos".

¡Sí!   Y es que   en el Discurso   que pronuncia el 15 de febrero de 1819,   en el
Congreso de Angostura,  insiste  Simón Bolívar   exclamando:   "La esclavitud
rompió sus grillos  y Venezuela se ha visto rodeada de  nuevos  hijos,   de hijos agradecidos  los que convierten  los instrumentos  de su cautiverio  en armas de
libertad.       Y al final de ese histórico Discurso,   vuelve a insistir diciéndoles::  
     ¡Yo imploro   la confirmación   de la libertad  absoluta   de los esclavos,
      como imploraría   por mi vida   y   por la vida  de la República".







                        Y ANZOATEGUI  con claridad de historiador
A ver   ¡Sí!   Mi mente   y mi corazón  dirigen los pensamientos  hacia el hecho
supremo  de la libertad  de Nueva Granada.         Estoy,  pues,  en pleno año 19.
El Libertador   ordena   la concentración   de tropas    en Mantecal.  
Y allí en un mísero rancho de paja,  sin mesa ni sillas, sentados   en  las testeras
de las reses   que   pocos   días  antes   se habían   comido   las tropas españolas,  
plantea   el prodigioso plan  que tuvo  como consecuencia   la libertad de Nueva
Granada  haciendo posible   la de  toda   nuestra América.
Alguien objetó la abrumadora distancia más la inclemencia de la estación de las
lluvias   para tramontar   los llanos venezolanos   y   la Cordillera  de Los Andes.
Pero   nosotros,  Soublette y yo Anzoátegui,   apoyamos  enérgicamente  la tesis
de      nuestro Libertador,   y   se obtuvo   la aprobación   por unanimidad.

                        ANZOATEGUI con orgullo  del bueno   prosigue
Concentradas  las tropas,  se me dió a mí, José Antonio Anzoátegui,  el mando de
esta División,   que fue llamada  de Retaguardia .
Estuvo compuesta esta División,          ¡Y es que sí,  recuerdo todas las Unidades!
El batallón Rifles,   al mando del coronel Arturo Sander.
El Batallón Barcelona,   al mando del Coronel Ambrosio Plaza.
El Batallón Bravos de Páez,   comandado por el coronel Cruz  Carrillo.
Un Batallón de tropas inglesas,  la Legión Británica,  comandado   por   
el coronel   Jaimes Rook.
Un regimiento de Caballería,  o Guías de Apure, al mando del
coronel  Hermenegildo Mujica.
Dos Escuadrones más de jinetes,  comandados por
los coroneles  Juan José Rondón   y   Leonardo Infante.
El cuerpo de Carabineros de la Guardia, comandando por el coronel  Julián Mellado. 
Y una batería de artillería,   comandada por el coronel  Bartolomé Salóm.
Con esta División,   constante de   dos mil ciento ochenta y seis hombres,
nos ponemos en marcha   el 26 de mayo de 1819.            ¡Así mismo fue!.




            ANZOATEGUI  desde su corazón  expresa su dolor
¡Se niega mi mente  y  mi corazón  a  recordar los detalles de los sufrimientos
y las tremendas dificultades   de esta marcha  a través de los llanos inundados,
las crecidas  de los caudalosos ríos,  el azote de las lluvias y el viento cortante
de los páramos!   
Todo aquel Ejército  rendido de fatiga  en el interminable ascenso, sin posible
descanso,   ya que éste  significaba la muerte...por    el frío glacial del páramo.   
¡Trescientos de nuestros hombres  quedaron  sembrados en esos farallones!
Se perdió todo el ganado para la subsistencia   y parte de la caballería.  

            Pausa...   ANZOATEGUI recobra el entusiasmo guerrero
¡Ya estamos en Pantano de Vargas,  es 20 de Julio,  pues!
Mi General Bolívar   necesita ganar   tiempo y espacio,  antes  de que lleguen  
de Venezuela refuerzos  a los realistas,  y avanza  resueltamente en  dirección  
al  enemigo,   obligándolo  a salir   de sus posiciones.
Y  con   cuánto   orgullo   recuerda  mi mente   lo  que   el propio   Comando
realista   se encarga  de hacer   notar     ¡el heroísmo del ejército republicano! 
Y es   que   dicen:    "Su destrucción   era   inevitable  y  tan  completa,   que, 
ni   uno solo   hubiera podido   escapar de la muerte. 
¡La desesperación les inspiró   la  resolución   sin ejemplo!
"Su Infantería  y su Caballería, saliendo de los abismos    en que   se hallaban,
treparon   por aquellos cerros,  con furor incontenible!   Nuestra Infantería que
por  su ardor excesivo  y  por  lo escarpado  de  la posición,  se  encontraba  en
desorden, no pudo resistir sus fuerzas.  Sin embargo, les disputó palmo a palmo
el terreno,  y   cedieron  la posición   después   de una obstinada defensa".

            ANZOATEGUI  exclama
¡Es este   el  elogio   del enemigo!  ¡Sí!
Y de allí,   pasamos  a la Batalla de Boyacá,  que da comienzo  el 1º de Agosto,
y siguen   diferentes movimientos de tropa...                    los días, 3, 4, 5, y 6... .




¡Sí!  Estoy   al mando  del centro  y  la derecha   republicana,  
y   recibo la orden  de mi General Bolívar    ¡de lanzar   el ataque   a fondo!.
Los   Batallones   Rifles  y   Legión Británica   emprenden    el movimiento   
por    La Cañada del Norte...                               ¡al mismo tiempo que Lanceros
pasando entre  La Legión   y  el Barcelona.,  busca  como objetivo  la Artillería realista    cuyos fuegos  estorban    el paso  de mis hombres!.
Bajo la presión de este ataque  la derecha   y  el centro realista    precipitadamente
ceden  sus posiciones   y se establecen   en las alturas occidentales  de retaguardia.  
Guiados por mí...  ¡los patriotas   aceleran   el movimiento   de avance!
Rifles se extiende por la izquierda   hasta envolver virtualmente la derecha realista
en su nueva posición.     Y  La Legión Británica    igualmente.     va hacia adelante.
Barcelona   empeña   vigorosamente  todos  sus efectivos  contra   la extrema
derecha    del centro enemigo. 
Y  Bravos de Apure    con     Dragones   avanzan   resueltamente   de norte a sur.

            ANZOATEGUI   con entusiasmo indetenible  explica...
La acción   de todos estos Cuerpos    decide la Batalla     ¡Sí! 
¡Lanceros   domina  la última   resistencia opuesta   por el  2º de Dragones!
¡Sí!  El  Ejército realista,   completamente batido  y en desbandada, mas las vías
de retirada  tomadas por nosotros,  debe capitular.   Barreiro capitula,  junto a
su Segundo,  y mil seiscientos,  entre Oficiales  e individuos de tropa.    ¡Sí!

El triunfo de BOYACA   permite a nuestro  Libertador  llegar sin ninguna
resistencia    a  Santa Fe de Bogotá,  ciudad  que ocupa    el 10 de agosto de
1819,   junto a   tan solo   dos Escuadrones de Caballería.
El Virrey  Sámano  huye con su escolta, al saber de la aproximación de Bolivar,.
retirándose hacia Honda.      Siendo perseguidos  por algunos Oficiales  y tropa.
¡Sí!    ¡Todo mi espíritu   vibra  al rememorar,    y  es que   visualizo  en verdad,
todo el hecho histórico  de esta mágica  Batalla de Boyacá que quiero contarme!





Y es que   vuelvo a ver  a mi General Bolívar...   quien había perdido el 40 %
de sus efectivos   en la marcha   de mucho más de  sesenta días  en los llanos de
Apure   y   Casanare,  y en el Paso de los Andes... Y es que logra  en Sogamoso
completar   los efectivos de sus Cuerpos...creando   nuevas Unidades. 
¡Es que lo veo  realizando   esta sorpresiva estrategia  al Comando realista!
Tomando   la Batalla de Boyacá   desde el punto de vista  táctico,      mi General
Bolívar   no ha descuidado   ni un sólo detalle   de su acción directiva.           ¡Sí! 
Siguió   cada momento   la marcha  de Barreiro,   y   con toda   precisión   movió
sus tropas   marchando   en perfecto enlace,  en busca   del enemigo.
¡Sí!   Mi General  Bolívar   ordenó el ataque     en toda la línea  de retaguardia
después de disponer   el movimiento inicial  de  Bravos de Páez,  constituir  la conveniente   reserva,  y  mantener   su dirección   en el desarrollo.
Rifles,  La Legión  y  Barcelona   se destacaron   por   su decisión y disciplina,   
¡siempre atentos   a mi acción  consciente y resuelta!  ¡Sí! . 

¡Sí!   Lanceros,  comandado  por  Juan José Rondón  y  por   Leonardo  Infante,
 se hizo notable  por  sus cargas  contra la Artillería   en terreno  completamente accidentado,  impropio   para  el empleo   de su arma   específica,   la Caballería.      
Lanceros  impuso respeto,  primero,   a 2º de Dragones.  
¡y luego   los  desbandó     con sus   impetuosas cargas!.

            ANZOATEGUI  
De nuevo,   rememoro   la frase de Morillo a su Ministro de Guerra,  a propósito
de la  Batalla de Boyacá: 
¡Bolívar en un sólo día   acabó con el triunfo de cinco años de campaña y en una
sola batalla  reconquistó  lo que las tropas del Rey   ganara en muchos combates!








            ANZOATEGUI   con pleno orgullo
Con Boyacá,   llegué yo,  Anzoátegui,  al apogeo   de mi carrera militar.  
En el mismo campo inmortal de Boyacá,  recibí   del propio Libertador
mi ascenso   a General de División. 
 Y días más tarde   me nombró    Comandante del Ejército del Norte, el  
 más numeroso e importante que para ese entonces  poseía la República.   .

            Después de un pausa...
           
            ANZOATEGUI en tono de confidencia

Al comienzo   de esta conversación   conmigo mismo dije:
Vine a este  mundo   el 14 de noviembre de 1789,        ¡Sí!  
Cuando ya   Simón Bolívar  tenía seis años...
Ahora me digo... cobardemente  me  hicieron  salir   de este mundo.    
¡Ajá!    Y  Sí!        Morí   justo   en la  celebración   de mis 30 años! 
Me trajeron la muerte  el 15 de noviembre de 1819,  en plena fiesta.
¡Sí!  Y es que  estábamos  celebrando   la victoria de Boyacá! ¡Ajá!  
Estando yo  rodeado   de muchos   de mis mejores amigos.   Estaba
Diego Ibarra,   estaba  Jacinto Lara,  estaba   José María Ortega,   y
muchos    Oficiales  de   alta reputación militar  neogranadinos
Llegué a probar el... ¡Sí! ¡Sí!   Fue  al tomar   el primer brindis.

            ANZOATEGUI   esta  frase la dirá  en tono irónico
Casi que...casi  que... ¿no debería yo  quejarme,  será?       
porque  inmediatamente comencé a sentirme mal,  y logré  pedirle
a Diego que   me ayudara   a atender   a   todos  los invitados  
al   banquete,    pues   yo   debía   retirarme...
Muerto ya,  pude ver cómo corrieron  alarmados   a la cabecera de
mi cama.   Y  comprobé   que uno  de ellos, simulaba,  porque  no
estaba   realmente afligido,  como sí  lo estaban   todos  los demás. 
¡Justamente  fue  el que me tendió  la copa  del  primer  brindis,
cumpliendo   a cabalidad  con el mandato   de  traerme la  muerte!.


Yo, Anzoátegui que  por seis años  estuve en el centro de tantísimas
Batallas, en guerra a muerte  contra  el ejército Imperial,  en  feroces
combates  contra los realistas, los que  jamás pudieron cegar mi vida. 
Tenía  que ocurrirme a mí  en aquella  doble celebración,  la victoria
de la Batalla de Boyacá  y la  de mi cumpleaños,  que  cobardemente  
me mandaran a matar...  ¡que me mataran   tan cobardemente,  pues!.
Cobardemente ¡Sí!  planeado con tanta frialdad, saber  que no habría
posible defensa  de mi parte  contra   el que deseó,  lleno   de envidia, 
el  nombramiento,  decidido  por  Bolívar  nuestro Libertador,   a mi...    
como  General de División   y  Comandante  del   Ejército  del Norte.  
El  Ejército   más  numeroso   e   importante   de   nuestra República.  
.
.                       Pausa tensa de  ANZOATEGUI
Pude rondar un tiempo por esos lados...
Pude leer la carta de José María  Ortega  Jefe del Estado Mayor de mi
División y  quien le escribió  a mi  General Bolívar  la infausta noticia

Y pude ver   a mi General Bolívar,  quien   abrumado  al leer esa carta,   
exclamó:   ¡Habría yo preferido  la pérdida de dos batallas, a la muerte
de Anzoátegui!                            ¡Qué soldado  ha perdido  el Ejército!         
                                              Y    ¡qué hombre ha perdido la República!

Y pude ver y escuchar  a mi Libertador  entristecido  cavilando   por la
necesidad de reemplazarme,  y yo,  con gran orgullo,   lo oí  exclamar:
¡Qué difícil   es  reemplazar dignamente  un hombre como Anzoátegui!

Y pude volver a ver   mi cuerpo  ¡Sí!   Yo estuve allí, entre mis amigos.
cuando  mi cuerpo  fue enterrado  en la Iglesia Catedral,   hacia  el lado
derecho del altar mayor, frente a la tribuna donde se canta el Evangelio. 





Allí estuve  ¡Sí!   Pero no por mucho tiempo   ¡y  lo digo   porque lo sé!
Aquel mi cuerpo físico  de guerrero indetenible  pasó  a otra dimensión.
La Catedral de Pamplona   fue derrumbada  por  la misma onda sísmica
que destruyó   la ciudad de San José de Cúcuta.
           
            ANZOATEGUI  prosigue 
Ahora,  tengo que decirme y me lo digo a mi mismo  ¡Yo, José Antonio
Anzoátegui, llegué a cumplir 30 años!          ¡En esta vida  hice siempre
lo que  más anhelaba !       ¡Ser  útil  a mis conciudadanos  venezolanos!
¡Y no fue poca cosa  llegar a ser  ese ser  que hice de mí!  
¡Hasta pudiera  llegar  a ser ejemplo en Venezuela,  en Nuestra América, 
de   aquellos     que  seguirán luchando    junto  a  El  Libertador   por  la 
Independencia  total!  
Bolívar  será  seguido como  Faro de Luz, como Río de Ideas!   
                      
                                                                                       Monica Chalbaud  

                                                                                           21.04.2011        .  .   

1 comentario:

  1. Al leer estas líneas, 200 años se aprecian muy cerca, Honor y Gloria a José Antonio Anzoátegui, digno ejemplo para los venezolanos de corazón. No deben estar íngrimos y solos.

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