Monica
Chalbaud
CONTAR SOBRE
UN DESCONOCIDO LEONARDO INFANTE
Es apasionante la Historia de Venezuela, y es un reto
para mí dejar
de ser
un desconocido...Ese niño de apenas
cinco años y enamorado de
la más bella
niña de todo Chaguaramal y tengo que usar toda
mi imaginación para llamar
su atención, yo la sigo por todas partes, y le
invento cuento tras cuento para
que
sus ojos se fijen en mí... Está clarísimo en mi cabeza
lo que significa
no poder ser su novio...Persisto en
intentar serlo porque tengo la suerte de escuchar
la conversa de los llaneros por las nochecitas que
aseguran haber
luchado con caimanes de 30 metros y de cuentos de
aparecidos... Lo malo fue
que Juana desapareció de por estos
lados...A Juana y a su mamá, la Guadalupe,
las vinieron a buscar para
llevárselas a la Hacienda...A mí, pues, me tocó llorar.
Pero uno tiene alma, cabeza y
cuerpo de llanero
de guerrero y de lancero.
Y yo, pues, ya con mis dieciocho años, pertenezco a los
Lanceros del General
Zaraza...Ya estoy bien
entrenado en cuanta
batalla ahiga contra los realistas
Esa mañana creí estar
soñando en la batalla de los
Altos de los Godos, frente a
Maturín...cuando la volví a ver...a mi Juana la bellísima,
al frente de un grupo
de
mujeres, y nada menos
que atravezando
las líneas de los realistas.
Y ese poco de mujeres le
gritaban Juana!
Juana! Juana! ¡Ella al mando!
¡Mi Juana, toda una heroína
de machete en alto, llevándoles las municiones
a un grupo
de patriotas!
Fue inolvidable, para ella y
para mí...la victoria del 25 de
Mayo de 1813
Primero, porque celebramos el haber
derrotado al mismísimo Monteverde!
Y segundo, porque
después de tantos
años de ausencia, volvimos a estar
juntos de nuevo, la Juana
Ramirez y el Leonardo Infante, ya un hombre! ..
Sin más preámbulos, un 25 de mayo
de 2011, coincidencial y
mágicamente ahora, y aquí mismo, yo voy a
escribirles, a
comenzar, el Monólogo de
LEONARDO INFANTE..
Quisiera que este
Monólogo llegara a los jovenes
estudiantes de
la Universidad Militar, de la
Universidad Bolivariana, de todas
las Universidades, incluso a
los dos últimos años de los Liceistas
Oigamos la potente y profunda voz
de Leonardo Infante ¡Adelante!
Y
nos lo dice Jose Manuel Briceño Guerrero:
Veo que para ser hombre ( o mujer)
en plenitud,
para
morir como hombre ( o mujer) completo,
para
haber sido, debo convertirme
en palabra.
Contar...
para existir. Ser... es ser
dicho.
.
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